Ojos fijos
en su tesoro,
presente inmóvil -sin recuerdos,
sin propósitos-,
soy ahora.
todo está sometido a un orden
que yo no entiendo. Pero
embarco
en la nave, y el marinero
me dirá su cantar, más tarde,
desde el éxtasis...
Por primera,
o por única vez, soy libre.
José Hierro
después de cruzar contigo
havia un oceano, ahora no sé más
donde fui? estoy a recojer su imagen
agarrado a su guitarra,
yo no sabia
que poderias entrar en mi habitación
con su mirada
avellanas...
a ver si nos atravessamos..
no puedo buscar el infinito allí,
al agarrar sus manos, a cerca
a ver si me enseñas a ver
su color, brillo, como luz entraré en su pupila
ancorado mi cuerpo en este cais
de Porto.