segunda-feira, março 16, 2015

Puede que el Volga
no bañe tus pies
a su paso
y quizá el océano
no bese con sus olas
tus islas

Pero ayer
te vi encaramada
al fruto de aquel arce
sabiendo que el solo aleteo de tu risa
conseguiría apartar las aguas
del ancho mar que nos separa

Fuiste capaz
sin saberlo
de recoger este pecho ahogado
que andaba perdido en un cenagal de
miedos
amores confundidos
y olvido
y las mañanas volvieron a abrirse lúcidas
con esta luz que ilumina
todos los rincones de mi casa

Deja que mis manos
recorran tu alma
y poder así escuchar
la música
que se esconde tras sus murallas

Olvidémonos ahora de imaginar
y pensemos
que ya se vislumbra el día
en el que mis dedos
quedarán encerrados
eternamente
en las profundas cavernas
de tu sonrisa

Mientras
tus acentos sublimes
seguirán clavando dagas
en lo más hondo de mis
entrañas

Fernando Cerro